La estructura compacta del gres porcelánico, que deriva de un proceso de prensado y cocción a altas temperaturas, garantiza la combinación ideal de dos características fundamentales: un alto coeficiente de conductividad térmica y la posibilidad de tener espesores muy bajos, lo que garantiza una emisión de calor rápido y eficiente. Esta combinación permite calentar la estancia de manera rápida y uniforme, sin las limitaciones de otros materiales, tales como el mármol o el granito que, pese a su buena conductividad, requieren espesores más altos que afectan su eficiencia.
Otro aspecto determinante en la elección de las baldosas es su reacción a los cambios de temperatura del sistema, que funciona entre 25 y 40 grados. El gres porcelánico se distingue por su dilatación térmica casi nula, por lo que es prácticamente inerte a los cambios de temperatura. Esta característica es fundamental para la integridad del suelo, pues se evitan los problemas típicos de los materiales con alta dilatación térmica, como grietas o desprendimientos, que podrían afectar tanto el aspecto como la funcionalidad de todo el sistema de calefacción.