El suelo de exterior del jardín es un elemento fundamental que debe garantizar tres cualidades importantes: seguridad, estética y durabilidad. A diferencia de los interiores, el jardín sufre una exposición constante a los agentes atmosféricos que ponen a prueba cualquier material. Las heladas invernales, el sol intenso en verano y las lluvias estacionales crean unas condiciones especialmente difíciles que exigen una elección adecuada de los materiales.
Ante tales exigencias técnicas y estéticas elevadas, el gres porcelánico surge como la solución preferida para suelos de exterior, porque ofrece una excelente respuesta a todas las cuestiones críticas que caracterizan los espacios exteriores.
Entre las ventajas del gres porcelánico cabe destacar su mínima porosidad (absorción de agua <0,5%), que lo hace impermeable y resistente a la humedad. Los suelos de jardín de este material conservan sus colores intactos incluso tras años de exposición a los rayos UV, mientras que el acabado texturizado R11 garantiza la resistencia al deslizamiento incluso con la superficie mojada. Recubre especial importancia para los espacios exteriores la disponibilidad de baldosas de 20 mm de espesor, ideales para el suelo de jardines exteriores por su excepcional resistencia a las cargas y los esfuerzos mecánicos.