El pavimento en espiga es un testimonio del arte y la historia de la arquitectura, un símbolo de elegancia y estilo que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Esta técnica, que utiliza baldosas cortadas con precisión y dispuestas para formar un patrón geométrico en zig-zag, tiene sus raíces en la antigua Roma. Este tipo de colocación era conocido como opus spicatum y se empleaba tanto por su belleza estética como por su capacidad de distribuir uniformemente el peso y la presión en suelos y caminos.
Con el paso del tiempo, el patrón en espiga ha mantenido su popularidad, evolucionando hacia diferentes variaciones y estilos. En Italia, este diseño ha sido acogido por su capacidad de combinar funcionalidad y belleza, encontrando su lugar en residencias históricas, palacios nobles y espacios modernos. De hecho, las casas aristocráticas y exclusivas solían elegir este tipo de solución para resaltar la elegancia de sus viviendas y acoger mejor a los huéspedes de prestigio.
El patrón de espiga (también llamado chevron) es quizás la colocación más apreciada y deseada aún hoy en día. Y es que el gres efecto parquet en espiga ha pasado de las casas de época a los hogares más contemporáneos, a los que aporta calidez y estilo. Entre las virtudes de esta colocación está la capacidad de interactuar con la luz natural y artificial, creando interesantes reflejos cromáticos y maximizando el rendimiento material de la madera.